Agradecemos al comité organizador, y al comité científico por brindarnos la oportunidad de contar nuestro trabajo: sobre el estudio de la Regeneración de los Antiguos Mataderos de Casablanca en Fábrica Cultural . Asimismo felicitamos su labor, que ha hecho de las III Jornadas de arquitectura y cooperación un excelente encuentro de experiencias y motivaciones que pretenden darle a la universidad su protagonismo en el mundo de la cooperación.
Tuvimos la suerte de poder aprender de la experiencia de la arquitecta chilena Joan MacDonald Maier, de la cual recogemos la siguiente cita:
El arquitecto que opta por trabajar con las comunidades en tugurios y campamentos
no puede ser sólo “una buena persona” que desea ayudar mientras pueda hacerlo.
Si queremos retenerlo allí y ofrecer oportunidades de desarrollo profesional, es necesario
ir más allá del voluntariado y la benefcencia y convertir este campo en una
posibilidad real de ejercicio profesional permanente. Esta es una tarea que convoca
no solo a la Universidad sino al sector público y a la comunidad de arquitectos.
Mientras ello no suceda, es probable que los jóvenes arquitectos “con sentido social”
perduren por algún tiempo en estas ocupaciones y luego tengan que optar, ya sea
por quedarse en la Universidad -lo que tiene un límite- o tratar de insertarse entre
los llamados “arquitectos de torres de cristal”.
Joan Mac Donald, U. de Chile, 2010
Lo que recuperamos de estas Jornadas son sensaciones ambiguas, dulces y amargas a la misma vez, y sentimientos que varían entre el optimismo y el pesimismo, pero sin dejar a nadie indiferente. En este mundo cada vez más globalizado, nos presentan truculentas realidades, con el único suspiro de saber que existe una pequeña minoría trabajando para ofrecerles una condición más humana. Por una parte valoras enormemente el intrépido trabajo que están haciendo y por otro lado te preguntas, ¿esto es todo lo que podemos hacer como sociedad? ¿Devolver una pequeña limosna que en algunos casos está intoxicada? ¿No es realmente aquí donde está el problema? ¿No corresponde a esta sociedad, y por ende a la universidad, la tarea de concienciar a nuestros jóvenes para que actúen diariamente en consecuencia?
El hecho de tropezar como alumna de la escuela de arquitectura con los edificios del Matadero de Casablanca, cuyo espacio da cobijo a todo tipo de actividades culturales surgidos desde la iniciativa de la propia ciudadanía, y las conversaciones entre las dos orillas que se han generado alrededor de estos edificios (visitas esporádicas al lugar cargadas de preguntas, o encuentros entre la Universidad de Casablanca y la de Sevilla), revelan que la investigación iniciada sobre este entorno es el detonante para una reflexión personal sobre la forma de abordar la cooperación; desde lo multidisciplinar, el diálogo y el encuentro entre culturas.
Adjuntamos un vídeo sobre el estudio de dos de los edificios de los mataderos de Casablanca.